Los gobiernos progresistas de América Latina y el mundo que política y financieramente sostienen a las estructuras de los partidos de izquierda de Guatemala, deberán valorar a qué le apuestan en realidad. Algunos presentes en la Asamblea exigían rendición de cuentas financieras, pero tampoco se realizó. Un viejo adagio bíblico indica: vino nuevo en odres nuevos. Y es verdad. Los diferentes movimientos sociales actuales de Guatemala necesitan construir un nuevo instrumento político propio para construir y disputar el poder al régimen neoliberal. Al parecer, ahora, está más claro que nunca este reto.
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